Hace unos días atrás, bah una semana mejor dicho, el director de un diario me llamó a mi celular personal, (porque en el medio donde yo trabajaba los únicos que tenían teléfono de la empresa eran los jefes), y me pidió una reunión para hablar de trabajo.
Si he de ser sincero, llegué al café donde se hacía la reunión (no sé porque a los editores y directores les gusta tanto reunirse en cafés), bueno la custión es que llegué pensando que la oferta no iba a ser tentadora y que me iba a ser fácil rechazarla... que equivocado estuve... la oferta superaba económicamente mi salario y la idea era formar parte de un grupo de investigación.
Comenzaron a aparecer los pros y contras en mi cabeza. A la hora de quedarme en mi ex diario aparecían cosas como el hecho de tener un lugar ya más o menos ganado pero al mismo tiempo saber que no iba a poder volar más alto de lo que pretendía mi editor, ya que en definitiva yo laburaba sólo sin una brújula más grande de la que me aportaban mis propios compañeros (a los cuales les agradeceré toda la vida lo que hicieron por mí). Por otro lado, estaba la posibilidad de poder escribir sobre lo que yo quisiera (excepto Vila), pero eso era hasta que se arreglara una pauta publicitaria con el gobierno lo que podía ser en unos días o dentro de bastante tiempo.
Pero lo que más me ataba a ese medio eran tres personas: una chica porteña, un tipo cuya sensibilidad y corazón es tan grande como su estatura y más grande aún y una pequeña que fue mi primer afecto dentro de ese diario a pesar de que yo reemplazaba a su mejor amiga.
Del otro lado estaba la posibilidad de reencontrarme en un medio con una amiga que ha sido la persona que más ha creído en mi y la posibilidad de aprender, aunque al mismo tiempo está el miedo de fracasar.
Fueron muchas las opiniones que escuché que me aconsejaban quedarme donde estaba, sin embargo fue mi cítrico ex director el que me dio el empujón necesario para que diera vuelta otra página de mi vida y yo me fuera.
En unos días comienzo una nueva etapa en mi carrera periodística, la que espero que sea larga y fructífera, la que espero que esté rodeada de mis amigos y a aquellas tres personas de las que hablé más arriba les digo una sola cosa: los quiero un montón y mi sueñños es que el grupo de cinco que fuimos en un momento vuelva a estar juntos, porque sí, somos un club de amigos, pero de esos que juntos se divierten y laburan, pero que además entre nosotros nos apoyamos en las buenas y en las malas, sin celos ni estupideces de por medio.
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